domingo, 27 de junio de 2010

Plenitud

No sé si sería por todo lo que llevaba esperandolo. ¿Desde esa mañana? No, mucho antes. ¿Desde el primer día del festival? No, mucho antes. ¿Desde que consegui la entrada? No, mucho antes. ¿Desde que empecé a escuchar ese grupo? No, mucho antes. Creo que llevaba toda la vida esperando ese momento, aun sin saber el que.

No se si sería por toda la gente que había a mi alrededor. ¿Cientos de personas? ¿Más de mil? No lo sé. Muchísimas. Y más que había fuera, tratando de atisvar el concierto desde la altura del Monte de la Tortilla, golpeando las vallas hasta hacerlas caer.

No sé si sería por el asfixiante calor a pesar de que el sol comenzaba a ocultarse. En parte por la mitad del mes de junio en la que nos encontrabamos, en parte por la concentración de gente.

No sé si sería por esas nubes oscuras que parecieron asustarse. Al contrario de lo que parecía, finalmente no descargaron su lluvia sobre nosotros, tras una firme amenaza por parte de la pirotecnia.

No sé si sería por los interminables minutos de espera. No solo esperar a que Slash saliera del escenario y docenas de pipas prepararan todo para los siguientes. Sino las horas que llevabamos ahí de pie, asegurandonos un sitio entre las primeras filas.

No sé si sería por su entrada triumfal. Cuando comenzó la música y aparecieron por todo lo alto, sobre una enorme plataforma, entre los aplausos de la multitud embrutecida.

No sé si sería por la inercia que te hacía gritar de emoción cuando todo el mundo lo

hacía. Aunque ya no sabias por qué gritabas, ni porqué aplaudías, ni porqué mirabas a tu alrededor como si temieras que fuera todo un sueño.

No sé si sería por el humo que impedía verles con claridad. La nube de humo que es hacía parecer dioses sobre el escenario, desapareciendo de cuando en cuando, para aparecer de una forma aun más espectacular.

No sé si sería por las llamaradas que brotaban de sus guitarras. Por el redoble de batería que hizó saltar una bola de fuego que acertó a un foco.

No sé si sería por las olas de calor que provocaban las lenguas de fuego. Llamas que brotaban en perfecta sincronía con la música. Que cuando te alcanzaba el calor sentías durante unos segundos que no podías respirar y más tarde el aire volvía y te sentías más vivo que nunca.

No sé si sería por las pantallas gigantes que te permitían ver lo que sucedía a pesar del gentio. Porque la vista se te iba hacia los rotros enormes que se veían entre pixels muertos, en vez de mirar al cuerpo humano que se movia a excasos metros de ti. Porque cuando las cámaras enfocaban al publico, te veías en las pantallas, a atraves de la emoción de lo fans que, al igual que tú, se sentían en un sueño.

No sé si sería por el olor a polvora y a sudor que impregnaba el ambiente. Porque el oxígeno se hacía dificil de respirar, todo el humo de los petardos, el calor de las llamar, la concentracion de gente y el humo de los cigarros, concentrado en una bola de aire denso del que era imposible salir.

No sé si sería por la vibrante energía que emanaban las guitarras. La electrizante música que te erizaba el vello de los brazos. Que te impedía quedarte quieto, o –si quiera- bajar los brazos que agitabas al cielo.

No sé si sería por esa aguda voz que alcanzaba tonos imposibles. Por sus gritos y por su tono melodioso que te acariciaba e hipnotizaba.

No sé si sería por los cañones que dispararon pequeños trozos de papel que llenaron el cielo como copos de nieve. Por el suave roce de ese papel sobre tu piel mientras saltabas, por como sentías que se te colaba bajo la ropa, y te daba igual.

No sé si sería por estar viviendo la leyenda. Porque existe la firme creencia de que los grandes grupos solo visitan las grandes ciudades. Y teníamos al más grande de los grandes en la ciudad más invisible. Porque no sabes cuantos conciertos más darán, que ya estan mayores. Porque el día que tengas nietos podras decirles “Eh, yo estuve ahí”.

No sé si sería porque ahora creo que veo la música de otra forma. Por que creo que ahora ningún concierto me va a parecer a la altura. Por que creo que nunca voy a ver nada igual. Sé que nunca voy a ver nada igual.

No sé si sería por que eran los KISS.

Pero todavía siento por dentro ese calor y esa satisfacción que produce haber cumplido un sueño, no solo mí sueño sino, el sueño de millones de personas. Esa sensación de plenitud, de haber alcanzado momentaneamente el nirvana. Cuando sientes que todo da igual, que ahora mismo eres feliz, y te sientes completo.


Parece mentira que algo tan simple como la música pueda hacerte sentir así.

viernes, 4 de junio de 2010

Añoranza...




Hoy me he dado cuenta de que te hecho de menos.
Bueno, ... en realidad llevo muchisimo tiempo hechandote de menos.
Pero hoy me he dado cuenta.
Hoy dolía mucho más.

Y hecho de menos cada momento que pasaba contigo, cada abrazo y cada golpe. Hecho de menos cada discusión, cada insulto y cada broma. Hecho de menos todo lo que hablabamos, todo lo que me conocías y todo lo que te conocía. Hecho de menos todo lo que fuimos.

Pero no lo voy a reconocer. Aunque de vez en cuando me rinda. Aunque de vez en cuando duela tanto que intente volver a recuperarte, ... Solo un poco. Volver a ser mejores amigos, solo por un día.

Pero nunca reconoceré lo mucho que te hecho de menos. Lo mucho que te necesitaba. Nunca reconoceré lo mucho que llegaste a ser para mi. Lo mucho que me duele haberte perdido. No. Nunca lo reconoceré. Porque lo que más duele es que me dejaras tirada.

Por mucho que te heche de menos, sé que nada volverá a ser como antes. Porque duele demasiado ver que a ti no le importa. Sí, otra vez mi maldito orgullo. Pero oye, a este paso mi orgullo es lo único que me va a quedar.

Asi que la proxima vez que te vea seguiré tan distante como siempre. Como si no me importara nada. A mi solo se me pierde una vez. Y por mucho que te heche de menos eso no va a cambiar. Porque por mucho que te heche de menos, te odio aun más.

Traicionarme es algo que no te voy a terminar de perdonar nunca.