Hace un par de meses me enteré de que había muerto un niño en un colegio de mi ciudad. Tenía catorce años. Fue una muerte súbita. Así, sin más. Intentaron reanimarlo durante 45 minutos. No lo consiguieron. De repente se murió.
Eso te hace pararte a pensar muchas cosas… La muerte súbita es natural. No hay ningún indicio de que te vaya a pasar. No puedes hacer nada para saberlo. Vale, sí, se puede reanimar. ¿Pero si llegan tarde qué? Te mueres así, sin más.
Y se acabó todo.
Yo puedo estar escribiendo esto y de repente morirme. Así, sin más. ¿Qué injusto, no? Ya, la vida no es justa. Así que solo nos queda rezar por tener suerte y no ser uno de 500.000 muertos anuales que hay en Estados Unidos, por muerte súbita. Eso e intentar aprovechar al máximo el tiempo que tenemos. Ya sabéis, Carpe Diem.
Y con lo de “Carpe Diem”, me refiero a que hagas lo que quieras. Haz lo que quieras. Cuando quieras. Porqué sí. Y punto. No pierdas el tiempo. No pienses en el futuro. No planees. Improvisa. Ve construyendo tu camino mientras lo andas. Se libre.
No pienses en las consecuencias de tus actos. Si estás seguro de que quieres hacer algo, hazlo. Si de verdad querías hacerlo habrá merecido la pena. Sean cuales sean las consecuencias. Nunca te arrepientas de nada. Es mejor hacer algo y equivocarse que arrepentirse de no haberlo hecho.
Ya sabes, deja de pensar. Actúa. Guíate por impulsos. Sí tienes un sueño, persíguelo. Cúmplelo. Da igual lo que pase, habrá merecido la pena.
Yo no tengo miedo a la muerte. Tengo miedo a morir sin haber cumplido mis sueños. Tengo miedo de que se acabe la partida antes de haber hecho esas cosas que quiero hacer. Una vez lo haga todo. Una vez me sienta completa. Entonces ya, me dará igual.
No hay nada que te llene más que esa sensación de “sí el mundo se acaba ahora me da igual”. Ese cosquilleo que sientes cuando haces algo que querías hacer desde hace siglos y tá, lo haces. Y te sientes tan bien que no te importaría morir en ese momento. Si me preguntaran que qué es la felicidad, diría que esa sensación. Sí, estar en paz contigo mismo. Estar realizado. Estar lleno. Ser feliz. Saber que vas a morir, o no saberlo. Pero da igual. Ya has logrado tu sueño.
Ese es mi objetivo en la vida. Ese es mi futuro. Pasaré lo que me quede de vida haciendo eso. Persiguiendo sueños. Persiguiendo esa sensación. Buscando lo más descabellado que se me ocurra. Eso que pasa y piensas “¿Porqué no hay nadie grabándolo?”. Eso que en un principio no quieres hacer, pero luego te das cuenta de que es tan jodidamente épico que no puedes dejar pasar esa oportunidad.
Sí, eso sí que sienta bien.
Ya sabes. Vive tú vida como te de la gana. Vive todos los años que puedas. Vívelo todo. Vive intensamente. Vive la vida por todos aquellos que la desaprovechan. Vive ya. No tienes ni idea de lo tarde que puede ser.
